
Queen Bey está aquí para inspirarnos.
No se equivoquen: Beyoncé siempre está en control de su historia.
A la superestrella de 36 años le dieron control sin precedentes sobre el September Issue de Vogue, todo, por supuesto, con la bendición de la editora en jefe, Anna Wintour. Beyoncé hizo sentir su influencia en la publicación y decidió, entre otras cosas, escoger a Tyler Mitchell, de 23 años, como el primer hombre negro en tomar la foto de portada, así como escribir ensayos sobre sus éxitos y fracasos personales y profesionales.
En un ensayo sobre aceptarse a sí misma, Beyoncé escribió, "Después del nacimiento de mi primera hija [Blue Ivy Carter], creía en las cosas que decía la sociedad sobre cómo debía lucir mi cuerpo. Me presioné para perder en tres meses el peso del embarazo, y me aseguré de planificar una pequeña gira para obligarme a hacerlo. Recordándolo, fue una locura". Así que después de tener a los mellizos Rumi Carter y Sir Carter el año pasado, Beyoncé hizo las cosas "muy diferentes". Primero, "Pesaba casi 100 kilos cuando tuve a Rumi y Sir. Estaba hinchada por la toxemia y tuve que quedarme en reposo durante más de un mes. Mi salud y la de mis bebés estuvo en peligro, así que tuve una cesárea de emergencia. Pasamos varias semanas en el área de cuidados intensivos neonatales. Mi esposo [Jay-Z] fue un soldado, un gran apoyo para mí. Estoy orgullosa de haber presenciado su fuerza y evolución como hombre, mejor amigo y padre. Yo estaba en modo sobrevivencia y no me di cuenta de todo sino hasta meses después. Hoy tengo una conexión con cualquier padre que haya vivido una experiencia parecida". El complicado parto de los mellizos no solo la cambió emocionalmente sino físicamente.
Beyoncé recordó que sintió un cambio muy profundo después de su cesárea. "Fue una cirugía importante. Algunos de tus órganos se movilizan temporalmente y, en casos muy poco frecuentes, los retiran durante el parto. No estoy segura que todos entiendan eso. Necesitaba tiempo para sanar, para recuperarme. Durante mi recuperación, me regalé mucho amor propio y cuidados, acepté que tendría más curvas. Acepté lo que mi cuerpo quería ser. Después de seis meses, me comencé a preparar para Coachella. Me hice vegana temporalmente, dejé el café, el alcohol y todas las bebidas de frutas. Pero fui paciente conmigo misma y disfruté mis curvas más amplias. Mis chicos y esposo también lo hicieron", escribió. "Es importante para las mujeres y hombres que vean y aprecien la belleza en sus cuerpos naturales… Hasta el día de hoy mis brazos, hombros, pechos y muslos están más grandes. Tengo una pequeña panza de madre y no estoy apurada por quitármela. Me parece real. Cuando esté lista para tener abdominales me pondré en modo bestia y me quemaré el trasero hasta que los tenga. Pero ahora mismo, mi pancita y yo nos sentimos a gusto".
Aprender a amarse a sí misma (amarse de verdad) tuvo un profundo impacto en Beyoncé.
En otro ensayo, la cantante habló de sus ancestros y cómo eso impactó su relación. "Vengo de un linaje de relaciones rotas entre hombres y mujeres, abuso de poder y desconfianza. Solo cuando vi eso claramente pude resolver esos conflictos en mi propia relación", escribió Beyoncé. "Conectarse con el pasado y conocer nuestra propia historia nos hace vulnerables y hermosos".
Sin hablar de nada específico, agregó, "Hay muchas sombras en cada historia. Nada es blanco o negro. He pasado por el infierno y de regreso, estoy agradecida por cada herida. He sufrido traiciones y me han roto el corazón de muchas maneras. He tenido decepciones con aliados de negocios y personales, todos me han dejado sintiéndome abandonada, perdida y vulnerable. A lo largo de todo eso he aprendido a reírme, llorar y crecer. Cuando veo la mujer que era en mis veinte, era una chica madurando, buscando seguridad en sí misma, pero intentando complacer a todos a su alrededor. Ahora me siento mucho más hermosa, mucho más sexy, mucho más interesante. Y mucho más poderosa".
Por eso, Beyoncé sabe cómo presentarse ante el mundo. "Mi madre [Tina Knowles] me enseñó la importancia no solo de ser vista sino de verme a mí misma. Como madre de dos niñas, es importante para mí que ellas se vean también, en libros, en películas, en las pasarelas. Es importante para mí que se vean a sí mismas como CEOs, como jefas, y que sepan que pueden escribir el guion de sus propias vidas, que pueden decir lo que piensan y que no hay límites", dijo. "No tienen que ser de un tipo específico o de una categoría. No tienen que ser políticamente correctas, siempre que sean auténticas, respetuosas, compasivas y empáticas".
Beyoncé quiere darle a sus hijas la libertad de "explorar cualquier religión, enamorarse de cualquier raza y de amar a quienes quieran amar". Y agregó, "Quiero las mismas cosas para mi hijo. Quiero que sepa que puede ser fuerte y valiente pero que también puede ser sensible y generoso. Quiero que mi hijo tenga mucha inteligencia emocional y que sea libre para ser cuidadoso, veraz, honesto". Ella también espera "crear mejores representaciones para él para que se permita alcanzar todo su potencial como hombre".
Sintiéndose agradecida, Beyoncé señaló, "Acepto quien soy. Seguiré explorando cada centímetro de mi alma y cada parte de mi talento artístico. Quiero aprender más, enseñar más y vivir al máximo".
Para más sobre Beyoncé, busca la Edición de Septiembre 2018 de Vogue.