
La Boda Real nos dejó un nuevo ícono de la moda, su nombre es Kitty Spencer, y desde ya lo advertimos: idolatramos su estilo.
A sus 27 años de edad, Kitty Spencer, la sobrina de Lady Di, es la socialité más solicitada de la corona inglesa. Su belleza (que -dicen- mezcla los mejores rasgos de Diana de Gales y de su madre, la ex modelo Viktoria Aitken) la han llevado a convertirse en modelo y embajadora de diversas marcas de la talla de Dolce & Gabbana y Bulgari. Pero no todo el mérito se lo lleva la genética, basta analizar su outfits para entender que Kitty es una clara referencia del buen vestir en la actualidad.
Extravagancia italiana
Plumas, brillos y bordados. Mientras más llamativo, mejor. Así se paseaba Kitty Spencer hace un par de días por el Lago de Como, la locación perfecta para presentar la nueva colección Alta Moda de Dolce & Gabbana; pasarela que abrió, por cierto, y en la que enamoró una vez más a todos los testigos, incluidos Domenico Dolce y Stefano Gabbana.
Píntame flores de todos los colores
Si hay un estampado que define a Kitty Spencer es el de flores. ¿Se acuerdan del majestuoso vestido verde y floreado con el que la vimos en la Boda Real? Pues, aquí va otra prueba de que su print favorito es el primaveral.
Una lady en básicos
Aunque técnicamente no sea miembro de la realeza, su estilo mantiene la elegancia que caracteriza a las reinas. Incluso en jean y camiseta blanca, Kitty logra outfits sofisticados sumando los accesorios adecuados, en este caso un clutch Bulgari y un par de pendientes resplandecientes.
Siempre acorde para la ocasión
Si eres fan de la serie The Crown, este look para visitar la ópera te recordará a los atuendos casuales de Elizabeth: de hombros redondeados, bustos separados, talles finos y cinturas marcadas. Kitty también apuesta por la moda de los 50's, perfecta para aquellas que quieran verse tan femeninas como impecables.
Clásica y de vacaciones
Kitty Spencer pudiese ser la protagonista de una película clásica vistiendo la mayoría de sus looks, pero este se merece una mención especial. Solo le falta un pañuelo en el cuello y ya pudiésemos estar hablando de la segunda parte de "Vacaciones en Roma", ¡aunque en su caso serían en Venecia!