
No, no es magia.
Haz estos simples cambios en tu rutinay verás como desaparecen esos kilos demás.
1. Mejora tus alimentos verdes
Sí, debes comer más vegetales, ¡pero está bien si experimentas un poco! Frescas o congeladas, más es más cuando se trata de las verduras. Unas recomendaciones coloridas: primentones amarillos y naranjas, repollo, espinaca, kale, arugula, berenjena y espárragos morados, y coles de brúselas. Tu escala te lo agradecerá. Una investigación de la Universidad de Pensilvania demostró que aquellas personas que se llenaban de estos productos consumían 500 calorías menos que aquellas que comían poco.
2. Merienda con frecuencia
¡El mejor consejo de todos! Comer cada 3 o 4 horas puede ayudarte a sentirte satisfecha y previenes comer desbordadamente después. Estima merendar algo que tenga entre 150 y 200 calorías, y trata de incluir un combo de proteína y fibra.
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3. Manténte hidratado
No es necesario que abandones tu hábito de tomar café (¡Nos encanta escuchar esto también!). Consumir bebidas sin endulzantes como café, té, seltzer y agua calmarán tu ansiedad y tu hambre. Muchas veces confundimos el hambre con sed, por lo que ingerir de 8 a 10 vasos de líquido al día es ideal para la mayoría.
4. Duerme lo suficiente
No dormir las 7 horas que se recomiendan al día no solo te dará más antojos de comida a la media noche, sino que además ralentiza tu metabolismo. Acostúmbrate a dormir a la misma hora y te ayudará a llegar a tus metas saludables.
5. Hazte un desayuno más nutritivo
Una comida balanceada para empezar el día es la clave para cualquier plan de adelgazar. Estudios indican que las personas que desayunan bien consumen 100 calorías menos durante el transcurso del día y pesan menos que aquellas que se olvidan de tomar un bocado en la mañana.
Esta estrategia de alimentarte bien al despertar funciona al largo plazo también. Cerca de 80% de los participantes del Registro Nacional de Control de Peso, que elabora tablas de personas que han evitado volver a ganar 13 kilos durante un año o más, desayunan todos los días. Una ventaja adicional de comer una comida matinal con mucha cantidad de nutrientes: le suministra glucosa a tu cerebro para ayudarlo a pensar con claridad y a funcionar de manera óptima hasta la hora del almuerzo.
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6. Llénate de productos agrícolas
Para acelerar la pérdida de peso, considera duplicar, y hasta triplicar, tu ingesta de frutas y verduras todos los días. Los vegetales y frutas están hechos en su mayoría de agua, por eso son bajos en calorías, lo que significa que puedes comer sin parar y no subirás de peso. Además, son altos en fibra, que ayudan a calmar el hambre. Puntos a favor: numerosos estudios muestran que las frutas y los vegetales son también excelentes combatientes de enfermedades.
7. Hazte amigo de la comida del mar
Sigue un plan alimenticio que incluya pescado, y las probabilidades de adelgazar serán mayores que si tuvieses la misma dieta pero sin comida de mar, sugiere el Diario Internacional de Obesidad. Una posible explicación: el pescado tiene menos calorías que la mayoria de los cortes de carne de res, puerco, y pavo con piel. Los investigadores también tienen la teoría de que el ácido graso omega-3 en el pescado activan el proceso de quema de grasa, siempre que también hagas ejercicio o camines regularmente.
8. Duplica tus lácteos
Los lácteos están cargados de calcio, un mineral que puede ser el elixir natural para rebajar. Los científicos sospechan que una dieta alta en alimentos ricos en calcio (a diferencia de los suplementos) puede suprimir el calcitriol, una hormona responsable de aumentar las células grasas y aumentar el almacenamiento de grasa. Debes obtener al menos la cantidad diaria recomendada de 1,000 miligramos para que tu cuerpo descomponga la grasa de manera más eficiente, lo que acelera la pérdida de peso.
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9. Ponle sabor a tus comidas
Intercambiar mantequilla, aceite y crema por especias y hierbas sin calorías es una manera instantánea de adelgazar un plato. Una investigación ha demostrado que particularmente los sabores ardientes pueden tener beneficios de pérdida de peso más duraderos. Por ejemplo, la capsaicina, un compuesto picante que es abundante en pimientos de Chile, puede ser un potente supresor del apetito, un refuerzo del metabolismo y un quema grasas. Un estudio canadiense descubrió que las personas que comían aperitivos elaborados con pimiento picante consumían 189 calorías menos en su próxima comida.
10. Ve por los granos integrales
Los granos integrales se digieren lentamente, por lo que mantienen el azúcar en la sangre estable y el hambre bajo control. Ese mecanismo de estabilización del apetito puede explicar por qué las mujeres en un estudio de Harvard de 12 años que comieron muchos granos integrales ganaron menos peso que aquellas que consumieron muchos granos refinados (como pastel, pan blanco y otros productos de harina blanca). Cambia los alimentos azucarados procesados por granos integrales al 100% y busca refrigerios en los que el azúcar, o cualquier versión del mismo, no sea el primer ingrediente.