Barbie generó un faltante a nivel internacional, y no hablamos de muñecas.
Cada vez falta menos para que veamos la esperada película protagonizada por Margot Robbie, donde la veremos viviendo su mejor vida, hasta que, de repente, experimenta duchas frías, se cae del techo y sus tacones, jadean, tocan el suelo.
"Tienes que ir al mundo real", explica en el trailer el personaje de Kate McKinnon mientras sostiene un tacón de aguja y unas Birkenstock. "Puedes volver a tu vida normal o puedes saber la verdad sobre el universo. La elección ahora es tuya".
Con los adelantos, incluyendo versiones de los Barbie y Ken de la película que saldrán a la venta, varias generaciones estamos fascinadas ante la recreación del mundo Barbie en la vida real.
Una de las cosas que ha dejado boquiabierto al público es la casa y el mundo que ahí veremos.
La directora Greta Gerwig dijo en un correo electrónico a Architectural Digest que contrató a la diseñadora de producción Sarah Greenwood y a la decoradora de escenarios Katie Spencer para diseñar la Barbie Dreamhouse, una casa de muñecas en la que vive el personaje, en Warner Bros. Studio en Levaesden, en las afueras de Londres.
Una de las insistencias de Greta fue: en que todo en el set tenía que ser rosa porque "mantener la 'infancia' era primordial".
"Quería que los rosas fueran muy brillantes y que todo fuera casi demasiado", dijo y agregó que no quería olvidar "lo que me hizo amar a Barbie cuando era una niña".
Greenwood le dijo a la revista que la construcción del set resultó en una escasez internacional del tono fluorescente de las pinturas Rosco: "El mundo se quedó sin rosa", dijo a Architectural Digest.
Gerwig dijo que quería crear una sensación de "auténtica artificialidad" para el set e incluso usó un fondo pintado a mano del cielo y las montañas en lugar de generarlo virtualmente.